She’s a boy I knew

Steven escuchó el llamado de su verdadera identidad de género y asumió el largo proceso hasta convertirse en Gwen, la directora de esta película. Al emplear sus videos caseros e incluso animaciones, se enriquece su historia de transgénero, pero su valor está en los testimonios que provoca en su propia familia, relatos que se autoanalizan dentro de los “nuevos” vínculos establecidos. Esta película va más allá de las instancias de una transformación, es una emocionante y personal historia de pérdida y de amor incondicional.